Un verdadero ‘conejo’ le hizo la plutocracia parlamentaria al Partido Político MIRA

La Crónica del Quindío  

Opinión / Julio 20 de 2014   

EDITORIAL   

El nuevo viejo Congreso    

Un verdadero ‘conejo’ le hizo la plutocracia parlamentaria al Partido Político MIRA

Hoy se instala el Congreso de la República con una enorme expectativa por lo que serán los debates entre la ultraderecha dirigida por el expresidente Álvaro Uribe Vélez y la izquierda que representan senadores como Iván Cepeda, del Polo Democrático, y Claudia López, de la Alianza Verde. Pero también, el país asiste a la posesión de los congresistas elegidos por la llamada ‘mermelada’ santista, especiamente de personas tan sonadas como Bernardo Elías, Laureano Acuña, Pedro Muvdi, Miguel Amín, Musa Besaile, Germán Varón, Manuel Guillermo Mora, Efraín Cepeda, entre otros.

El estado de corrupción en el que se encuentra el Congreso que se instala hoy pasa por el montaje que le hicieron al movimiento MIRA, primero con un escándalo con un tema ideológico que es de su fuero interno, y los medios de comunicación se prestaron para tal episodio. Ese fue el primer ‘conejo’ que le metieron a esta colectividad de minorias en Colombia. Luego vino el segundo, con la anulación de una cantidad enorme de votos, pues los sufragios del MIRA aparecían también rayando la casilla del blanco, por tanto los anularon, lo que impidió que no alcanzaran el umbral para Senado de la República y, por tanto, perdieron sus tres congresistas en esta corporación.

El MIRA hizo un esfuerzo enorme, titánico, que ningún partido había hecho en la historia política colombiana, en la vigilancia de sus votos, no solo el propio día de las elecciones, sino en los escrutinios que empezaron en la noche del 9 de marzo pasado. Una labor de hormiguitas que llevaron a impugnar 13.800 mesas donde hallaron las irregularidades. Y luego la gran batalla jurídica para que a través de una tutela, el Consejo Superior de la Judicatura ordenara volver a abrir las urnas en ese mismo número de mesas y hacer el reconteo de los votos.

En ese recuento, le hicieron el tercer conejo al MIRA. El Consejo ordenó contar todos los votos de esas mesas, y los escrutadores de la registraduría solo hicieron el reconteó de los votos del MIRA. Lo importante era observar los votos nulos, los blancos y las tarjetas no marcadas, porque ahí estaba el quid de la cuestión. Quienes votaron por el MIRA doblaron la tarjeta para depositarla en la urna, y al hacer ese doblez, la tinta pegó exactamente en la casilla del voto en blanco. Así, los jurados de votación no le apuntaron el voto al MIRA, sino que lo anularon. Y lo que se pidió fue revisar eso, aceptado por el Consejo Nacional de la Judicatura, pero la registraduría les hizo el tercer ‘conejo’ y no los recontó.

Al MIRA le faltaron pocos votos, que bien se pudieron haber encontrado en las 13.800 mesas que se ordenaron recontar. En este ejercicio se toparon con una irregularidad peor: no existían las urnas ni los votos en gran cantidad de mesas. En Bogotá no se hallaron 255 mesas, donde se debieron depositar 70.000 votos, de seguro, muchos por el MIRA. Y Así sucedió en otras ciudades de Colombia, ni las mesas, ni las urnas, ni los votos se hallaron. Los principales casos están en Bogotá, La Mesa, Ayapel, Valledupar, y Montería.

¿Qué se hicieron? ¿Quién o quiénes dieron las órdenes de desaparecerlos? ¿Con qué intenciones? Seguramente para impedir el acceso del MIRA al Senado de la República. El gobierno debería de iniciar de inmediato una investigación por las dos razones anteriores: no permitir el reconteó de todos los votos como lo ordenó la tutela del Consejo de la Judicatura, y la desaparición de los votos de casi 1.000 mesas, según la denuncia de este movimiento.

Uno podría no estar de acuerdo con los postulados ideológicos del MIRA, ni sus cercanías a una doctrina religiosa, pero el país está en la obligación de respetarla y hacerla respetar como lo manda La Constitución Política. Del MIRA hay que destacar que su actividad política ha sido limpia y su puesta en el Congreso ha sido calificada como la mejor del país. Sin embargo, la plutocracia parlamentaria de los partidos tradicionales, camuflados ahora en otras organizaciones, les cobró su posición crítica al gobierno.

Hoy se instala el Congreso para los próximos cuatros años, un parlamento viciado por las ilegalidades como las que denunció el MIRA, por la ‘mermelada’ de los recursos del Estado, y por una expectativa grande por la ocupación de una curul por parte de un expresidente, que orienta la bancada más recalcitrante y contumaz que ha tenido el país en el último siglo.