PENSAMIENTOS DE UN NIÑO
Muy buen día Miraístas:
Leyendo sus blogs y meditando sobre lo que es marcar el nuevo rumbo se me ocurrió la siguiente historia:
Por un camino desolado iba a gran velocidad un niño sobreviviente a un hogar devastado por la falta de oportunidades, motivo de las peleas constantes de sus padres. En su pueblo el conflicto armado había acabado con la paz; eran muy pocos los que seguían aferrándose a luchar por sus pequeñas parcelas y a entregar su vida por ellas. Pero no así este pequeño, quien en su condición de niño aún conservaba la esperanza de encontrar un tesoro fuera de aquel lugar que para él se había convertido en un infierno.
En su caminar pensaba que hacer. Para el mundo, el era un “don nadie”, y donde llegara, Quién podría ponerle atención a un niño de tan solo 8 años de edad?
Y aunque a veces sus pensamientos le deprimían su entusiasmo y fe no cesaban porque sea lo que fuera, nada podría ser peor que vivir toda una vida bajo el miedo, estancado en un pueblo que en lugar de progresar iba en retroceso y que se extinguía en medio del fuego cruzado de una lucha que todos los días deja víctimas inocentes.
Mientras meditaba se encontró en el camino a un anciano de muy avanzada edad quien estaba sentado junto a un árbol. Y esté le preguntó: De dónde vienes?
El pequeño le contó toda la historia y sus anhelos de un mundo diferente. Pero el anciano le dijo:
“No seas tan soñador, en esta vida solo hay dos caminos para a tomar, uno que te lleve a ser alguien como yo, una persona que vive con lo que hay y que acepta todo porque ya no le interesa ni tiene alientos de luchar. Y el otro que te lleve a ser un adulto como los si quieren hacer algo pero que cuando llegan al poder se dejan influenciar y corromper, o se dan cuenta que realmente no se puede hacer nada excepto hacer lo que hacen los demás, seguir su corriente por miedo a ser muertos o a perder su estabilidad. Si haces nada y te quedas indiferente, terminas como yo, viviendo tranquilo. Si haces algo, terminas como ellos, angustiado pero al final haciendo nada”.
A pesar de los duros argumentos, el niño le contestó:
“Definitivamente no escojo ninguno de los dos, mientras haya vida hay esperanza y mientras hayan sueños hay fortaleza y así, me toque hacerme un camino con mis propias manos, forjarlo con sudor y esfuerzo estoy dispuesto a lograrlo, no quiero nada de los otros dos caminos el camino que yo escojo es diferente”.
El anciano se sonrió y entendió que aunque el contaba con toda una vida de experiencia esta no era nada frente a la capacidad de soñar y a la fortaleza de un niño y supo en ese instante que ese niño llegaría muy lejos y que aunque sus ojos no lo podrán ver, si le hubiera gustado disfrutar de los beneficios que se darán cuando ese pensamiento diferente empiece a invadir los corazones de todos.
Hoy lo estamos viendo y viviendo… pero falta más por presenciar.
Hoy somos ese pensamiento diferente que deja atrás las concepciones de una política tradicional y que se embarca en esos pensamientos, hoy somos todos y cada uno de nosotros como ese niño quien creyó en un camino nuevo y que hoy hace parte de un maravilloso equipo de miraistas.