A orillas del río Sinú, aquel que nace en el Nudo del Paramillo y recorre más de 400 kilómetros hasta llegar al mar Caribe, una odóntologa evocó que hace 15 años encontró en su camino el más grande tesoro: el Partido MIRA.
Olga María López, hija de una maestra de escuela y de un laborioso campesino del valle del Sinú, tierra que es catalogada entre las más fértiles del mundo, junto con las del Nilo, Tigris y Éufrates, manifestó con orgullo que conoció el trabajo de la colectividad cuando apenas cursaba séptimo semestre de odontología en la universidad del Sinú. “Estando de visita en una zona rural muy apartada de Montería, me llamó la atención cómo un grupo de personas, entre ellas médicos y enfermeras, hacían una jornada social con consultas, revisiones odontológicas, toma de presión arterial y de peso, actividades que adelantaban con tanto cariño y respeto, que la comunidad cada vez se acercaba más para recibir los servicios. En ese instante me enamoré de ese trabajo, y supe que yo también quería ser parte de ese equipo”.
Olga María no oculta sus raíces y afirma que es “una mujer de provincia”, por eso reconoce que Rosendo Gómez fue quien la invitó a vincularse en ese servicio. “Inicié en Juventudes MIRA y mi gran sorpresa fue que en el año 2007, se me dio la grandiosa oportunidad de ser candidata al Concejo de Montería por primera vez; luego en el año 2011 y en 2018 fui aspirante a la Cámara de Representantes por mi departamento Córdoba, lo que me llena de enorme satisfacción y agradecimiento infinito a Dios. Han pasado 15 años, los que han sido los mejores en mi vida”, confesó.
Con firmeza manifestó que el Partido MIRA le dividió la vida en dos. “Hoy puedo decir que ha hecho de mí una mujer plena, me ha aportado todas las herramientas para trabajar en medio de las comunidades, la disciplina y amor para asumir cada reto en la vida”.
Esto para ella ha sido el complemento de lo enseñado por sus padres. “Mi madre es una maestra de escuela de una zona rural de Córdoba y mi padre un campesino trabajador de la tierra, esforzado y disciplinado como lo son todos los campesinos monterianos. De mi madre aprendí la valentía de luchar cada día por mis sueños, sin rendirme, y el hacer cada cosa en mi vida con amor y constancia”, destacó esta odontóloga especialista en ortodoncia, quien agradeció la compañía de Emiro Oviedo, su esposo, a quien considera su apoyo. “De él admiro el valor que cada día le da a nuestro hogar, su respeto y su corazón bondadoso”, expresó.