Mira, con seriedad a la Gobernación

asamblea-copiaEn el colegio de las monjas franciscanas de Pereira adquirió sensibilidad por lo social, reunían ayudas para aliviar el dolor en las veredas. Le afianzaron los valores inculcados por Fabio y Camila, sus padres; dedicado empresario y hogareña mujer que nunca dejaron de ayudar a los demás.

Escogió como profesión la odontología, dictada entonces solo en la Autónoma de Manizales donde continuó participando con la Cruz Roja en jornadas de salud en pro de las comunidades.
El servicio a los demás se convirtió en modo de vida.
Los amigos de la universidad le sembraron inquietudes. Inició una búsqueda interior a través del cristianismo, la Biblia, el respeto y el temor real, le gustó esa “renovación interior”, cambió el comportamiento, mejoró su calidad de vida y su entorno familiar. Hace 14 años se unió a una iglesia “que no juzga a los demás”, dice. Martha Cecilia asegura que esa creencia la fortalece para afrontar los altibajos de la vida, “me sirve porque la política requiere valores, la religión los da”, dice.
Servicio en grande
La satisfacción de ayudar estaba en las sonrisas, pero encontró que una manera de impactar más era desde la política.
En 2000 el Movimiento Independiente de Renovación Absoluta, Mira, obtiene la personería jurídica. Ella estuvo en ese proceso. Participarían solo para el Concejo de Bogotá, pero el arrojo los llevó, con una campaña de 3 meses en Risaralda, a obtener una curul en los concejos de Pereira (Patricia Elena Velásquez), Dosquebradas (Eutiquia Delgado) y ella en la Asamblea, “Fuimos el palo de las elecciones”, dice.
Cambió la fresa y las calzas, por los debates. Los profesionales asesores del Mira la apoyaron para hacer la mejor labor. Aprendió a gestionar, a plasmar en proyectos de ordenanza las necesidades de la comunidad. Los mayores logros de entonces se reflejaron en temas de servicios públicos y sociales, “éramos niños en la política, abrimos espacios con resultados satisfactorios a nivel nacional”, asegura.
Esa vez obtuvo 8278 votos. En 2003 quiso mantener su curul, pero la reforma política afectó a los partidos pequeños con el aumento del umbral. En 4 años aumentaron la presencia de sus sedes políticas en el departamento, (abiertas los 365 días al año) y en 2007 recuperaron los espacios: Germán Eduardo Londoño en Dosquebradas, Geovany Londoño en Pereira, Faunier Villada en La Virginia y ella volvió a la Asamblea con 16.900 votos.
La reforma no fue la derrota, fue la exigencia para crecer, permaneciendo independientes que es su característica.
En este periodo sacó adelante temas de alto impacto como la erradicación de la mutilación genital en las niñas indígenas, tema tabú por la falta de aceptación de la etnia embera chamí. Siguió denunciando las falencias en los servicios públicos y demostró que es posible poner la política al servicio del interés colectivo, no del personal.
Sin tener bancada, agradece a sus compañeros diputados el apoyo a sus iniciativas, sin el voto de ellos sería imposible sacarlas adelante.

Calmada

Su tranquilidad, reflejada en la tenue voz, no ha sido impedimento para enfrentar a diputados que debaten con voz en cuello.
Hace poco casi se hunde la propuesta de presupuesto participativo, “Es lamentable que primen otros intereses y no los de las comunidades”, manifiesta.
El clamor de los delegados, comuneros, presidentes de junta permitió la aprobación en primer debate.
El palo
Como fue el “palo” en 2001 en la Asamblea, está convencida que lo será en la Gobernación. “No hacemos promesas por ganar votos, sino planteamientos serios y propuestas que podemos llevar a cabo.
Está acostumbrada a que en cada campaña le digan que no ganará, pero con favor popular está segura de su victoria. Aclara que se preparó para gobernar: estudiando alta gerencia pública en la Esap y especialización en gestión para el desarrollo empresarial en la Santo Tomás