El Congreso de Colombia expidió el 15 de julio de 2013 la Ley 1658, con la cual se establecen algunas disposiciones sobre comercialización y uso del mercurio en las diferentes actividades industriales del país y se fijaron requisitos e incentivos para la reducción y eliminación de su uso en todo el territorio nacional, sin embargo, no es suficiente para abordar una problemática tan compleja como la de la contaminación por mercurio en el país.
En ese mismo año, Colombia se convirtió en signataria del convenio de Minamata, el 10 de octubre de 2013, como parte de la Carta de Ruta para la Adhesión de Colombia a la Convención de la OCDE -Adoptado por el Consejo en su sesión 1285 del 19 septiembre 2013. El objetivo del Convenio es proteger la salud humana y el medio ambiente de las emisiones y liberaciones de mercurio y compuestos de mercurio.
En octubre de 2016, el Ministerio de Ambiente y el Ministerio de Relaciones exteriores presentaron ante la Secretaría del Senado de la República el proyecto de ley 158/16 Senado, por medio de la cual se aprueba el convenio de Minamata sobre el mercurio, hecho en Kumamoto, Japón, el 10 de octubre de 2013, el cual fue aprobado en el Senado el pasado 30 de agosto y ahora espera su trámite en la Cámara de Representantes.
El Mercurio en nuestro país es utilizado en mayor medida por la minería de oro y los municipios que tienen una mayor demanda son Antioquia con 129.225 kg/año, seguido de Chocó (24.291kg/año), Cauca (16.855 kg/año, Bolívar (15.855 kg/año), Nariño (5.034 kg/año y Córdoba (1.965 kg/año)[1]. Según el estudio de la Cadena del Mercurio realizado por la Universidad de Córdoba en el 2014, se arrojó un consumo de mercurio de 193 toneladas/año para la minería, de las cuales 105 toneladas son usadas en la actividad minera legal y 88 toneladas en la ilegal[2].
Y es que el panorama en salud para los colombianos no es nada alentador, según el Informe Quincenal Epidemiológico Nacional del 15 de junio de 2016, el Ministerio de Salud y el Instituto Nacional de Salud presentó la exposición ocupacional y ambiental a mercurio en el departamento de Chocó, demostró que los cinco municipios evaluados (Quibdó, Río Quito, Cantón de San Pablo, Itsmina y Condoto) presentaron niveles superiores a los permisibles de mercurio en sangre mostrando una exposición aguda y en orina exposición crónica.
Para los municipios de Quibdó y Cantón de San Pablo se presentaron niveles de mercurio por encima de los permisibles en las muestras de cabello mostrando la exposición crónica presente en la población a través de largos períodos de tiempo.
Las personas ocupacionalmente expuestas tuvieron niveles de hasta 175,5 ug Hg/L en sangre, mientras que la población expuesta ambientalmente presentó un máximo de 45,9 ug Hg/L en sangre.
De acuerdo con un estudio de la Universidad de Cartagena en el departamento del Chocó, la media de mercurio de las 248 muestras tomadas en cabello humano en una muestra aleatoria en Quibdó es de 6,72 ppm (El valor máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud es 1 ppm, por encima de este valor se considera peligroso para la salud), en esta misma medición más del 53% estuvieron por encima de 1 ppm, el 20% superaron 10 ppm y el valor máximo fue de 116 ppm.
En este mismo estudio se realizaron mediciones en peces a lo largo del Rio Atrato (desde Quibdó hasta la desembocadura), algunas especies presentaron concentraciones que superaron 3 veces el valor máximo recomendado por la EPA de Estados Unidos (0,5 ppm de azufre).
Adicionalmente se hicieron muestras en aire, donde los valores en las fundidoras superaron los valores recomendados, vale la pena mencionar que estas fundidoras están en el perímetro urbano de Quibdó en una de las vías más concurridas de la ciudad.
Según el Instituto Nacional de Salud, del 2013 al 2016 se presentaron, sólo por mercurio, 2030 casos por intoxicación al sistema de vigilancia de salud pública, y 2 casos de defunciones reportados por el DANE.
Y es que la intoxicación por mercurio en el cuerpo humano puede producir daños al sistema nervioso periférico, a las funciones del cerebro, al ADN y cromosomas y a los riñones, pueden causar efectos negativos en la reproducción, daños en la esperma, defectos del recién nacido, abortos y nacimientos de niños con malformaciones, generando una problemática de salud pública de gran envergadura en los próximos años. Se hace necesario que el Gobierno Nacional fortalezca el desarrollo institucional en torno a esta problemática en todo el país.
[1] PLAN ESTRATÉGICO SECTORIAL PARA LA ELIMINACIÓN DEL USO DEL MERCURIO. Ministerio de Minas y Energía. Bogotá D.C., junio de 2016. Pag. 11
[2] PLAN ESTRATÉGICO SECTORIAL PARA LA ELIMINACIÓN DEL USO DEL MERCURIO. Ministerio de Minas y Energía. Bogotá D.C., junio de 2016. Pag. 12