Con solo 16 años dejó su querida Ibagué, la tierra en la que se respira música, para cumplir su sueño de estudiar en la Universidad de Los Andes en Bogotá. Allá, en el Tolima Grande quedó su familia, menos su señora madre, Orfilia Herrera, quien se trasladó a la capital de la República, con el fin de acompañar a su única hija, Laura Vanessa Vanegas Herrera, la ‘pila’ que desde su infancia se concentraba en la lectura de cuentos, poemas y novelas, y que siempre imaginó adelantar la carrera de derecho en el alma máter que soñó.
Pero fue en el cálido ambiente ibaguereño que Laura conoció las vacaciones recreativas de MIRA, las que le permitieron participar en 2010 en la primera actividad de la colectividad, gracias al trabajo de Juventudes. “Mis pasos en MIRA iniciaron a mis 11 años en Juventudes Ibagué; allí me enamoré del trabajo social y comunitario y del entusiasmo de los jóvenes. Además, conocí personas increíbles que me demostraron el verdadero valor de la amistad”, recordó esta joven de 20 años, quien reconoce que en aquella época era demasiado tímida y le aterraba hablar en público.
Sus deseos por avanzar en el aporte al trabajo comunitario, la motivaron a ‘lanzarse al agua’ y vencer las barreras que le establecía su timidez. En su colegio, en noveno grado, logró una beca para realizar un diplomado en liderazgo juvenil en la Universidad de Ibagué y desde allí comenzó a desenvolverse en más espacios y frente a diversos públicos. Fue contralora escolar y se capacitó en derechos humanos, control social y asuntos juveniles en la Escuela Superior de Administración Pública, ESAP, conocimientos que le brindaron mayor seguridad.
Esta sonriente mujer, que no olvida su Ibagué y menos su familia, pues allá están sus primos, abuela y demás parientes, no oculta su agradecimiento a Dios por haber logrado el beneficio de Ser Pilo Paga.
“Eso es una bendición de Dios. Dentro de las universidades acreditadas por el programa, ninguna se encontraba en Ibagué, por lo que tuve que venir a Bogotá. Le doy gracias al Señor por permitirme estudiar en la Universidad de Los Andes, debido a que mis padres no contaban con los recursos suficientes para que yo pudiera empezar mis estudios universitarios”, manifestó Laura.
Entre sus intereses ha estado latente la inclusión, por lo que en la capital tolimense comenzó a estudiar lengua de señas colombiana. “He encontrado en la inclusión uno de los caminos para llegar a ser el país que queremos. Junto con otros jóvenes y el concejal miraísta Harol Lopera, por medio de la Causa Escúchame, logramos empezar a trabajar por la inclusión educativa de la población con discapacidad auditiva”, destacó.
Para la actual líder del equipo de Juventudes MIRA en Los Andes ser miraísta es “portar la insignia del más alto nivel; por lo tanto, es un honor. MIRA nos brinda la oportunidad de vestir una armadura hecha de valores, principios y, principalmente, liderazgo moral. Ser miraísta es un estilo de vida; es formar parte de una familia gigante que trasciende fronteras, unida por un mismo sentir: El servicio”.
Laura sueña con ir al exterior para capacitarse y retornar a Colombia para laborar en el sector público e impulsar proyectos de impacto social con en el que considera su Partido Político, MIRA. “Mi mensaje para todos los miraístas es que nos sintamos orgullosos de nuestro Partido y de nuestra ideología, pues en MIRA siempre hay espacio para todos, y se aprecia y confía en las diferentes capacidades de las personas. Niños, jóvenes, adultos, nunca dejemos de amar lo que hacemos y apasionémonos por ello. No permitamos que el chip del ‘no puedo, no soy capaz’ se inserte en nuestra mente y corazón, pues el que vive para servir tiene la cualidad de ser propositivo y dar el ciento por ciento. El que vive para servir sabe que cualquier situación deja una experiencia de la cual se puede aprender”, expresó.
Para esta ‘pila’ capacitarse es primordial, por ello además de su carrera adelanta una opción académica en Ciencia Política en la Universidad de los Andes, y proyecta que luego de su graduación adelantará estudios en políticas públicas y administración pública en Colombia o en el exterior.
Finalmente, esta estudiante de derecho y quien en su tiempo libre escucha música, lee y dibuja, está convencida que el verdadero sentido de la política es servir. “Que todo lo que emprendamos y hagamos refleje quiénes somos, pues tenemos la mejor ideología de todas: ¡el miraísmo!, y darlo a conocer con nuestro ejemplo es nuestro deber, ya sea en el barrio, en el colegio, en la universidad o en el trabajo. Que la gente sepa que aún existen personas que conocen y viven el verdadero sentido de la política, que no es otro más que servir”.