La opinión pública internacional entiende con dificultad el resultado alcanzado a favor del No en el Plebiscito que se votó en Colombia, y en el Exterior, el pasado domingo 2 de octubre de 2016. Mientras lo que para ellos resulta incomprensible, para nosotros es más sencillo. La escasa diferencia que se alzó en contra de lo pactado en La Habana, tiene múltiples porqués, los cuales deben ser interpretados como una oportunidad para seguir adelante.
El triunfo del No en el Plebiscito, en cifras concretas, vislumbra un panorama que ha de ser la ocasión para propiciar un Pacto Nacional más integrador, en comparación con el que ya se encuentra consolidado; de modo que motive el apoyo de los ciudadanos que se opusieron al Acuerdo presente, pero todavía mucho más: Que estimule la confianza, y, por ende, la participación de quienes ni siquiera se manifestaron en las urnas el pasado domingo, pues la abstención resultó, sin exageraciones, dominante.
Además, estamos seguros que el No a lo Acordado, no es sinónimo de un Sí a la permanencia del conflicto armado, y mucho menos, sinónimo de un No a la Paz. Más bien, parafraseando algunas voces de quienes promovían la campaña ganadora, puede tratarse de algo como: “A la Paz Sí, pero No así”.
Por eso, bastante gratos y más que bienvenidos fueron los anuncios, tanto por parte del Gobierno Nacional, como de las FARC-EP, en los cuales reconocieron los resultados, pero yendo más lejos, reafirmaron su voluntad de paz, y su deseo de buscar alternativas que permitan seguir cultivando y construyendo a favor del propósito que es de todos.
Desde el Partido Político MIRA, es claro que la coyuntura en la que ha quedado Colombia, se convierte en una valiosa oportunidad para reafirmar una consigna que ha pervivido en nuestra esencia, desde que tenemos memoria. En lo institucional, y en lo personal: Continuamos trabajando y aportando a favor del perdón, de la reconciliación, y del derecho a la vida.
Mientras tanto, se estudian alternativas como la reapertura de las conversaciones, la incorporación de las propuestas de quienes promovieron el No, o la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente. Nos corresponde reafirmar ahora más que nunca, que es preciso hacer a un lado las diferencias, cerrar las brechas, y desvanecer los rencores, para hacer de la Paz una práctica constante, cotidiana y más sencilla.
Columna publicada en el diario impreso: