Los niños Felipe, Mariana y Valeria Márquez Salazar de tan solo 5, 3 y 2 años de vida respectivamente, fueron envenenados en Armenia por su propia madre, Érika, una joven de 28 años, quien después de consumar el envenenamiento de sus pequeños, se suicidó con la misma pócima, afirman los medios.
“Este triste e insólito hecho parece no tener la repercusión que en otras latitudes le habrían dado. Las reseñas en los medios dan cuenta del suceso: unos explican que por falta de oportunidades de empleo, otros que por acoso de prestamistas o que por problemas económicos y ninguna de las autoridades de quien depende el bienestar de los ciudadanos, ha salido a expiar o al menos reconocer que una política diferente de inversión social de su administración, podría haber evitado este caso, uno entre muchos de los que se presentan cotidianamente en el Quindío”; con estas palabras expresaba su dolor a este medio, la diputada María Mercedes Rojas Flórez, ante la noticia del drama que vivió esta madre de familia, “quien batallaba sola por sus tres pequeños, sin apoyo de su expareja, pero más grave, sin el apoyo del Estado, que no está para que se le tribute y se le obedezca sino para servir a los habitantes en todo el territorio nacional”.
Casi a partir de su posesión en enero del 2012, la diputada Rojas viene denunciando casos y eventos que deberían ser alarmas en todos los espacios públicos y privados de la región. Desde su curul en la Asamblea Departamental la diputada Miraísta, ha hecho eco a las alertas tempranas de la Defensoría del Pueblo, de las encuestas que develan el desempleo en Armenia, los índices de suicidios entre jóvenes y adultos mayores, el microtráfico, el sicariato y la delincuencia juvenil, como resultado de la falta de inversión social en el departamento.
“La indiferencia mata, dice el argot popular y la indiferencia del Estado mata oportunidades, la calidad de vida, el bienestar, el optimismo de un pueblo y por ende, las esperanzas. Cuando alguien toma la decisión de suicidarse, es que la desesperanza ha tomado control de su vida.
En el Quindío, no solo la indiferencia, sino las diferencias políticas entre nuestros gobernantes dan como resultado que los programas no tengan continuidad ni simbiosis. Los esfuerzos se atomizan y los malos resultados recaen sobre el pueblo. Y aunque este problema viene de tiempo atrás, en la región no se habían registrado cifras tan alarmantes como las actuales”.
Recalca Rojas Flórez: “La inversión social demanda voluntad política, trabajo mancomunado de los distintos entes gubernamentales y planes a largo plazo. Pero lo fundamental, es dar prioridad a lo básico y a las necesidades primarias de una sociedad. Teniendo en cuenta el humanismo definido por Abraham Maslow, quien jerarquiza las necesidades humanas de manera simple y natural, los gobernantes deben dar prioridad a lo esencial: un padre de familia no compraría vestidos costosos a sus hijos si estos tienen el estómago vacío. Una ciudad con una infraestructura de primer mundo con una calidad de vida tercermundista, es inconcebible”; y agrega: “La inversión en infraestructura es importante pero la social es prioritaria cuando las necesidades primarias de una comunidad no están abastecidas”.
Inversión social no es firmar contratos de tres meses con talleristas. No es contratar personas que repartan dulces el día de los niños o que entreguen flores el día de la madre. No es expedir licencias a decenas de supermercados. Eso es generar subempleo, entretenedores y paliativos económicos que para nada dan piso a un futuro promisorio y boyante como debería ser la proyección buscada por cada administración, sea municipal, departamental o nacional.
La diputada María Mercedes, desde su curul en la Asamblea Departamental, ha votado negativo a proyectos como el cambio de dirección de recursos del embalse multipropósito, al empréstito del 2014 por 24 mil millones de pesos o a las facultades extraordinarias a la gobernación y no encuentra coherentes las cifras prometidas con lo contabilizado en las cuentas reales de la inversión social.
Rojas Flórez exhorta a todas las esferas de la comunidad quindiana a hacer un alto y, en acuerdo con los gobernantes, buscar una salida sólida y sostenible a la situación actual y generar un mejor estar para las familias que habitan esta bella región, entre otras, región firme aspirante a ser víctima de la megaminería.
Que las vidas de Érika y sus hijitos Felipe, Mariana y Valeria, tengan continuidad en el cambio de actitud de los gobernantes, para que otros disfruten las oportunidades que a ellos les fueron negadas, cuando con voluntad política y unas administraciones más humanas, se habría cambiado el final trágico de esta historia.