Una función sencilla y autónoma para la mayoría de seres humanos, se convirtió en una actividad peligrosa. El más reciente informe del Estado Global del Aire denuncia que en el mundo, más de 6 millones de muertes anuales están vinculadas de manera directa con la mala calidad del aire que respiramos. De ellas, 4.1 millones se asocian a la exposición del “material particulado”. Así, el aire contaminado entra a ocupar los primeros lugares de los principales causantes de muerte, junto con factores como hipertensión, tabaco, azúcar, obesidad y colesterol.
En el caso de Europa esta realidad también preocupa. Se estima que, en su conjunto, toda la contaminación atmosférica causa la muerte a 425.000 personas cada año en ese continente. Colombia no es la excepción. Evaluaciones recientes del Departamento de Planeación Nacional señalan que los costos por muertes y enfermedades relacionadas con la contaminación del aire en las ciudades, ascienden a los 15.4 billones de pesos. En el caso de Bogotá, por ejemplo, poco más del 10% de los fallecimientos que ocurren en la capital de la república se ubican en esta categoría, con un costo anual de 4.2 billones, lo que representa el 2.5 del PIB de la ciudad. Medellín, por su parte, se ha visto en la obligación de decretar en varias ocasiones la “alerta roja” por altos niveles de contaminación.
Por estas razones se están tomando medidas en todo el mundo que permitan disminuir la contaminación, atacar las causas y, si es posible, revertir el estado actual. En Alemania ya es un hecho que los municipios tienen la potestad de prohibir la circulación de vehículos propulsados por motores diésel. Algunas ensambladoras de esta clase de automotores, han anunciado su retiro del segmento en el mediano plazo. China también ha impuesto restricciones al uso del carbón, e impulsa procesos de migración a tecnologías amigables.
Creemos que Colombia debe seguir esta tendencia internacional y, por qué no, convertirse en un referente en América Latina. Las medidas que se implementen serán clave, sobre todo, en las capitales de departamento y en los distritos. En especial, todas las que involucren los sistemas de transporte masivo y el servicio público. Al tomar decisiones, las tecnologías limpias, la calidad del servicio y la máxima disminución posible a las emisiones contaminantes, deben contar con un papel preponderante.
Columna publicada en el diario impreso:
https://www.diariodelhuila.com/cuando-respirar-es-un-peligro-para-la-salud