Colombia durante la última década ha concentrado su desarrollo regional y nacional en los ingresos del sector minero energético. De ahí que la constante caída en el precio del petróleo signifique graves problemas de orden social, político, fiscal y, por supuesto, económico para el país. Si bien se habla de cifras y de proyecciones de crecimiento, lo cierto es que esta crisis afectará realmente el bolsillo y la estabilidad de los colombianos si el Gobierno, desde ya, no establece una estrategia de trabajo integral que mitigue sus efectos.