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El congresista se elige para un período de cuatro años, con un sueldo de 19 millones de pesos, el cual después de algunos descuentos quedan aproximadamente de 14 millones mensuales líbres, añadiendo a éste se les adjudica por una norma llamada UTL ( Unidad de Trabajo Legislativo) la suma de 20 millones y, esta unidad está compuesta para personas que elige el Congreso, con el fin de que el trabajo de los congresistas puedan ser más eficientes.
El UTL para los congresistas que lo saben utilizar, financiaría: dos abogados que estudian los proyectos, un conductor, una secretaria, un comunicador socíal, un investigador para indagar los denates y prepare los a presentar y uno o dos encargados del trabajo político.
Algunos congresistas honestos como los del Movimiento Mira, elaboran informes detallados acerca de éstos gastos, lo «malo» es que hay otros que se búrlan de estas obligaciones, triangulan los recursos en beneficio propio — Corrupción–, o cobrán un impuesto a los favorecídos de la norma prometiendoles recomendaciones para puestos o sea– Abuso– y lo peór es el dinero que socávan de los contratos que consiguen para la comunidad que representan.
Según afirma Rocío Vélez de Piedrahíta, columnista del periódico el colombiano: » Que se logren gastar 1.000 o 2.000 millones de pesos en una campaña, faltando tres meses para las elecciones, no puede entenderse sino imaginando la acumulación de recursos del UTL.