Uno de los momentos más caóticos y difíciles para todos los Bogotanos es tener que enfrentar las diferentes hazañas que deben hacer para poder transportarse de sus hogares a sus lugares de trabajo y estudio.Diariamente deben soportar demoras en las rutas, aglomeraciones, golpes, intolerancia ciudadana, y lo más grave es que deben exponerse a peligros latentes de ser robados sin recibir ningún tipo de ayuda.
El panorama de seguridad en Bogotá no es nada alentador. Los ciudadanos que viven en la capital sienten cada vez más miedo de hacer uso del transporte masivo y cada vez creen menos en el acompañamiento y el cuidado que le pueden brindar el Sistema Masivo de Transporte y la misma fuerza Policial que, pese a sus grandes esfuerzos por fortalecer su pie de fuerza y mejorar sus tiempos de respuesta, aún no logra contar con el músculo necesario para cubrir de manera efectiva las demandas de una ciudad tan compleja e insegura como Bogotá.
En las últimas semanas, los usuarios del Sistema han vivido dos atracos masivos. A julio de este año, se han registrado 5.987 robos, es decir 28 robos diarios, tanto en el Sistema como en el transporte público. Los ladrones se han valido de nuevas técnicas para ingresar a los articulados: abren las puertas desde afuera, sin que los articulados estén en las estaciones; rotan el robo en diferentes estaciones, lo que ha dificultado un seguimiento permanente a estaciones puntuales.
El problema está claro, pero ¿la solución también está clara?, parece que no…
El sistema Transmilenio cuenta con un protocolo de seguridad para atender los casos de vulneración que viven los usuarios. El objetivo principal de este protocolo es aclarar los pasos que deben seguir tanto los usuarios como los conductores y toda la estructura de Transmilenio, para atender cualquier caso de robo, peligro, y en general todo aquello que atente contra la seguridad y la integridad de quienes usamos el Sistema.
El primer gran problema en una serie encadenada, es que nadie tiene claro ni siquiera que existe un protocolo de seguridad. Cuando a los usuarios se les pregunta si saben el protocolo que deben seguir en caso de que sean víctimas de robo en el Sistema, la respuesta unánime es que no conocen la forma en la que deben proceder, menos aún conocen que existe en el sistema algo que se llama “Protocolo de Seguridad”.
El hecho de que los usuarios no conozcan del protocolo es algo que puede llegar a comprenderse, pero ¿que los miembros del sistema como los conductores que son el primer canal de denuncia, tampoco lo conozcan? …esto es más preocupante aún. Al hablar con algunos de ellos, son conscientes de que el desconocimiento de esta ruta es generalizado, pero más aún, reconocen que a pesar de que existe, no es eficiente, no brinda una respuesta útil y de defensa a las víctimas.
Para los usuarios es desconocido que existe un botón de emergencia que puede ser activado por el conductor, una vez se presenta una situación de peligro para los usuarios. Ahora bien, aunque existe este mecanismo, tanto el conocimiento de su uso, como la efectividad de la respuesta que reciben los buses, es cuestionable.
Y tal vez una de las mayores ineficiencias que se evidencia en el protocolo, es que permite hacer denuncias hasta las 7:00 P.M., a pesar de que el Sistema opera hasta las 11:00 P.M. Como si en Bogotá la inseguridad parara después de una hora determinada…
Pero los problemas resultan ser más estructurales. Además de las deficiencias del protocolo, Transmilenio no cuenta con el número suficiente de cámaras de seguridad para cuidar a sus usuarios. En todo el sistema Transmilenio sólo hay 164 cámaras ubicadas en 5 de 131 estaciones y en 2 de 9 portales, es decir que solamente hay un (1) dispositivo de video vigilancia por cada 12.198 usuarios. El 95% del sistema está desprotegido, nadie lo vigila.
El sistema de seguridad del transporte en la ciudad está en cuidados intensivos. No es posible pensar en resolverlo de un día para otro, pero sí es necesario tomar todas las medidas necesarias para poder alcanzar la calidad de vida que quienes viven en la ciudad capital. El Gobierno Distrital tiene prevista la instalación de 5.000 nuevas cámaras en la capital; la prioridad debe ser para Transmilenio.
Es imposible que los ciudadanos quieran gozar de sus derechos fundamentales como el derecho a la vida, si no cuentan con condiciones de seguridad dignos. El Sistema debe dejar de ser un punto ciego que favorece la delincuencia. Los Bogotanos merecen usar un servicio de transporte con seguridad y tranquilidad.
Irma Luz Herrera R.
Representante a la Cámara por Bogotá