Hace cuatro años un corazón buscaba entre las calles de Yopal, Casanare, un consuelo a sus tristezas cuando un amigo la llevó al lugar donde no solo calmaría su pena, sino que también comenzaría su historia para brillar con luz propia.
Ana Cristina, es enfermera, la mayor de tres hermanos, quien hace 7 años llegó a la tierra del alcaraván, hoy agradece a Dios el haber iluminado su camino y permitirle alcanzar muchos de sus sueños, entre ellos poder ayudar a los demás.
Su personalidad inquieta la impulsó a capacitarse, al tiempo que ingresó a las bases del Partido Político MIRA, pues como ella misma lo dice “solo con los conocimientos y la experiencia se puede orientar y prestar un servicio a la comunidad”, eso es desde la misma vivencia. “Me he capacitado en las bases que mi Partido me ha enseñado para lograr ser más asertiva ante la majestuosidad que requiere ser miraísta y es por eso que me he capacitado en formación de diseño territorial, gestora y mujer constructora de paz, realicé seminarios en formación de líderes, entre otros”, enumeró con la emoción del esfuerzo y el deber cumplido, ese que no le ha costado dinero alguno, a raíz de que aquellos cursos han sido gratuitos.
Sus esfuerzos se inspiran en aportar a la reconstrucción del tejido social de un territorio que posee grandes potencialidades, pero que en ocasiones no son aprovechadas de manera sostenible y para bien de todos. “Lo más bonito de todo es que en medio de mis capacitaciones inicié un proceso de formación y de entrega a la comunidad sin distingo de género. He elaborado y asesorado proyectos que sirven para ser ese puente que MIRA me ha enseñado… Mostrar que, a partir de la propia vivencia y de las grandes necesidades que vivimos día a día, podemos construir entre todos un nuevo mundo si lo hacemos de la mano de las ofertas que nos trae el Estado”, explicó Ana Cristina.
Para ella, las oportunidades están, solo es necesaria la disposición y el deseo de organizarse para alcanzar la concienciación de los cambios sociales que se necesitan para ser efectivos en la mejora del tejido social. “Doy formación en cómo se pueden crear figuras jurídicas por medio de asociaciones y cooperativas, además formo y capacito a las comunidades en cátedras de valores y principios sociales, teniendo como base nuestra Constitución. Adelanto talleres lúdicos y de formación ante las problemáticas de violencia en género, así como dicto cursos y capacito a mujeres en la elaboración de productos de aseo, todo esto lo he logrado por la buena comunicación y aceptación que he tenido con las administraciones locales como la alcaldía y gobernación”, manifestó.
Estos logros la llenan de alegría y más motivación, debido a que ellos le han permitido llegar a diversas comunidades con su labor social, trabajo que es exaltado por la sociedad de Casanare, al entregarle reconocimientos como el premio de la Mesa de Responsabilidad Social de la gobernación o el más reciente, solo hace una semana, el Gran Mujer ‘Brilla con luz propia’, dado por el centro comercial Alcaraván Plaza por su trabajo comunitario.