Un día en Medellín, la joven Soreyi Rentería Heredia, quien adelantaba sus estudios de tecnología en administración empresarial, tuvo un dolor que la paralizó de la cintura para abajo. Lejos de su familia, pues esta residía en el Guaviare, la cuarta hija de ocho hermanos del hogar de Miguel Ángel y Ana Julia, recibió la bendición de Dios, relata, pues varias personas la cuidaron hasta que pudo viajar y regresó a su casa en San José del Guaviare, donde estuvo por dos años recibiendo tratamiento para volver con más fuerza a trabajar con su liderazgo y pasión por ayudar a su comunidad.
Ello es parte de la historia de esta nacida en Cimitarra, Santander, quien fue llevada a sus dos años de edad al Guaviare por sus padres. Han sido momentos que la han hecho más fuerte y convencida de que solo con principios y valores se puede lograr el cambio que tanto reclama la sociedad.
“En el Guaviare aprendí a hacer las labores de campo por enseñanza de mis padres y también las de la casa, dado a que ellos siempre me enseñaron que uno debía estar preparado para la vida, siempre nos educaron para que tanto hombres y mujeres hicieran las mismas tareas. De mi padre heredé el liderazgo y el deseo de servicio, pues por muchos años representó a la comunidad desde la Junta de Acción Comunal, JAC, como presidente”, manifestó Soreyi.
Es así como también evocó que su formación académica la inició en su vereda, tuvo que ir a la capital para terminar su bachillerato y soportó varias dificultades, pero lo logró en el Colegio Departamental Manuela Beltrán, bajo la modalidad nocturna. Por su anhelo de estudiar fue que accedió a una beca del Instituto Tecnológico Metropolitano de Medellín, ciudad donde sufrió sus dolencias que le impidieron por un tiempo avanzar en su capacitación, sin embargo, luego de recuperarse homologó materias y ahora está a punto de recibir su grado en administración de negocios internacionales. “Estuve sola en Medellín, pero Dios, a quien le agradezco cada día, siempre está pendiente y puso muchos ayudadores para que me cuidaran mientras me recuperaba”, afirmó Soreyi, con la gratitud desbordada.
Sus dotes de liderazgo la llevaron a formar parte del Partido Político MIRA, al que ingresó en 2005, cuando un líder identificó su compromiso y voluntad por ayudar a la comunidad. “En mi Partido tengo mi plan de vida. Mi deseo es hacer carrera política, es decir, ir poco a poco y hacer una buena labor aplicando principios y valores cristianos como lo he aprendido en la colectividad”, expresó.
Para Soreyi, quien se destacó en la práctica del fútbol como goleadora, “ser miraísta es sentir la necesidad de ayudar a los demás y se dispone. El miraísta hace acciones siempre con el deseo de ayudar para propender a que todos podamos gozar de la armonía, calidad de vida y bienestar”.
Esta futura administradora de negocios internacionales y que ya piensa en estudiar derecho y hacer una especialización en administración pública contemporánea o en empresas agropecuarias, el mensaje para sus copartidarios es que se siga llevando en alto la bandera del MIRA.
“Tenemos la obligación de fortalecer los trabajos desde donde estemos en este momento, para que las personas que no conocen de MIRA, pero que quieren ayudar a la gente, se motiven y se unan a nosotros, porque aquí hay oportunidades para todos. MIRA es el camino correcto, tiene horizontes claros, prueba de ello es toda la labor que han venido desarrollando nuestros representantes, propuestas basadas a la realidad de todos los sectores”, aseguró.