
Con rotundo éxito y gran aceptación por parte de los establecimientos Comerciales y el sector Financiero, de la carrera 9 la Agrupación de Jóvenes Con-ciencia ambiental pertenecientes al departamento de Juventudes MIRA realizó la campaña: “Adopta un Árbol”, en uno de los sitios más neurálgicos y de mayor afluencia de público en la Puerta de Oro de Santander. Unidos al proyecto de embellecimiento y remodelación que se adelanta hace un par de meses en el sector comercial de nuestro municipio un punto y lo cual resulta positivo y a la vez admirable para la Administración Municipal, los jóvenes aprovechan el proyecto que otorga un espacio a lo Ecológico ya que en medio de estas obras de “concreto y ladrillo”; se aprecie un toque natural que “oxigena” a este sitio con la construcción de unas masetas que se encuentran adornadas por unos Pinos y a su vez por un “ramillete” de plantas ornamentales ubicadas en su contorno (Durantas rojas, Durantas verdes y Te Silvestre). Que desde luego a parte de cumplir un papel estético y embellecedor, son muchos los beneficios que trae la siembra de estos “mini-viveros” como por ejemplo en la parte ambiental y en el equilibrio ecológico; que por momentos es vulnerado al ser blanco continuo de diversas manifestaciones de contaminación (en especial la Acústica).

Esto sin alguna duda resulta bastante meritorio, ya que se constituye en una manera de retribuirle y compensarle a la “madre naturaleza” por los maltratos de los cuales es víctima persistente en este sector y en todo el territorio barboseño; aparte que es un regalo a la “salud-ambiental” de los barboseños.
Teniendo en cuenta esta “buena nueva ambiental”, este grupo de jóvenes activos y diligentes en la sociedad barboseña, realizaron los trámites pertinentes e investigaron minuciosamente acerca de los cuidados que se deben tener con los “mini-viveros”; a fin de dictar una breve pero sustanciosa inducción sobre las pautas a seguir para protegerlos y crear conciencias ambientales en el municipio, en este caso en los establecimientos comerciales-financieros y en su personal operativo. Pero no bastaba simplemente con lo realizado sino que había que comprometerlos formalmente con la causa adoptando al pino y la maseta situada al frente de sus instalaciones. Con la firma de un acta de compromiso, la asignación de un nombre al pino y un acto simbólico (en el cuál el adoptante rociaba una cantidad de agua en toda la matera y suscribía su vinculación a la campaña) quedaba sellada y oficializada esta adopción. Es de mencionar que los establecimientos que se vincularon a al evento y los mismos transeúntes (observaban con bastante agrado y maravillados la campaña) mostraron deseos de apoyar en próximas jornadas ambientales a los jóvenes.
Jonathan Fonseca Arciniegas
Prensa y Comunicaciones MIRA Barbosa