Así opina el senador colombiano Manuel Virgüez, a 8 años de haberse implementado esa medida en su país.
“A 8 años de implementada la ley, la inseguridad sigue igual y no bajó la accidentalidad”. Con esta frase resumió el senador colombiano Manuel Virgüez la experiencia de ese país con la normativa que obliga a los motociclistas a llevar un chaleco con la patente del vehículo.
En los últimos días se instaló la polémica en Mendoza cuando el intendente de Capital, Víctor Fayad, anunció que hará cumplir la ordenanza sancionada el año pasado que exigirá a quienes circulen en moto por las calles citadinas a hacerlo con la placa identificatoria del vehículo grabada en el casco. Incluso el último sábado un nutrido grupo de estos conductores se movilizaron por la ciudad, cerrando con un piquete en la casa del propio intendente, medidas que piensan repetir durante esta semana.
El argumento principal del cacique capitalino es que “el 90% de los delitos que se cometen en la ciudad, entre arrebatos y salideras se hacen en moto”, tal como ha expresado reiteradas veces.
Vicepresidente del Movimiento Mira, una fuerza independiente lanzada a la arena política hace apenas diez años, Virgüez se presenta a sí mismo como “senador motociclista”. Desde su amor por estos vehículos, milita desde hace años por la práctica del motociclismo “sin atropellos y con responsabilidad”. En su visión particular del tema asegura que a 8 años de sancionada la ley conocida como Código de Tránsito, el uso del chaleco –plasmó una medida similar a la que pretende hacer cumplir Fayad–, la iniciativa no aportó a sus objetivos originales, es decir a reducir la inseguridad que producen los “fleteros”, como se denomina a los motochorros, especialmente los que participan en salideras bancarias, ni a disminuir la siniestralidad.
Experiencia colombiana
Según le contó a UNO el senador desde su país, la semilla de la ley que rige en Colombia –aunque con algunos cambios en la letra original– fue sembrada en 1999 por el entonces alcalde de Bogotá Enrique Peñalosa Londoño. Luego la medida se extendió al resto del país en un intento por regular el intenso movimiento generado por las miles de personas que adquirieron motos luego del proceso de desmovilización de paramilitares propiciado por el ex presidente Álvaro Uribe, una iniciativa mediante la cual las Autodefensas Unidas de Colombia aceptaron un cese de hostilidades para negociar con el gobierno.
Fruto de este acuerdo, “muchos de ellos, habiendo entregado las armas y obtenido algún dinero por parte del Estado colombiano, inician un negocio comprando motos de bajo cilindraje con esos dineros y comienzan una actividad informal llamada mototaxismo (que es ni más ni menos que usar la moto como taxi). Como consecuencia de ello, creció el parque de motos. Hoy hay cerca de tres millones de motociclistas, 600.000 de ellos son mototaxistas y 800.000 son mensajeros a domicilio. Con ellos también creció la accidentalidad y la inseguridad”, explicó Virgüez.
–¿Cuáles fueron los argumentos para implementar el número de patente en el casco y en el chaleco?
–En principio fue hacer más visible al motociclista y evitar la inseguridad ciudadana frente a delitos cometidos a bordo de una moto. Luego de que el alcalde de Bogotá lanzara la idea, muchos otros alcaldes empezaron a copiar la medida. Luego, en el año 2002 el Congreso sancionó la ley 769, comúnmente llamada Código de Tránsito. En dos de sus artículos se implementa el uso permanente para todo el país del chaleco reflectivo y el número de placas en el casco para todos los motociclistas, dejando en libertad a los alcaldes de los municipios a reglamentar el color y la cinta reflectiva.
–¿Cómo resultó esa medida?
–Pues… eso se convirtió en un caos. Durante estos ocho años los resultados son: no hubo uniformidad en el uso del chaleco, en climas cálidos se convirtió en una molestia por el excesivo calor, los motociclistas nos quejamos porque consideramos que la placa impresa nos estigmatiza, como si fuéramos vacas marcadas. Por otro lado, también se generó corrupción en los municipios ya que había muchos intereses respecto a quiénes fabricaban los chalecos. Pero yendo al centro de la cuestión, la accidentalidad continuó porque el problema de fondo es la falta de educación y la forma como hoy aquí en Colombia se expiden las licencias de conducción. Y con respecto a la inseguridad, todavía sigue. Por más que la policía mostraba videos grabados cuando se cometían ilícitos a bordo de una moto, dentro del proceso penal fue imposible judicializar a los delincuentes.
–¿Por qué?
–Por la sencilla razón de que cuando se analizaba la foto o el video, ¡oh, sorpresa!, no coincidía el número de la placa con el número del chaleco y con el número del casco. Todos eran falsos. Los delincuentes usan motos robadas, hurtadas, chalecos con números falsos, cascos con números falsos, para despistar a las autoridades.
–¿Hubo cambios en la legislación cuando detectaron esta situación?
–Lo único que se logró es que el uso del chaleco sea entre las 18 y las 6, pero lo del casco sigue igual.
–¿Aconseja entonces una medida de esta naturaleza?
–De ninguna manera. Hay iniciativas similares en Perú y en Ecuador (ver aparte) pero va a pasar lo mismo que aquí. Si el problema son los fleteros, lo que se debe proponer al alcalde (por Fayad) es aumentar la policía motorizada, que haya más cámaras de seguridad y un mayor compromiso de los bancos. Aquí, cuando una persona va a sacar un dinero considerable del banco, llama a la policía y le prestan el servicio de escolta. Además, detrás de estas medidas puede haber intereses comerciales. En general, cuando se proponen, ya tienen listo el negocio de la fabricación de chalecos. No digo que allá sea así, pero aquí surgió precisamente con esa motivación, disfrazándola de inseguridad y accidentalidad. Estoy de acuerdo con que se debe estimular el uso de prendas de alta visibilidad y las luces encendidas las 24 horas. Pero no permitan esa medida absurda, atentatoria a la dignidad humana. Un argumento que doy siempre es: prohibamos el uso de celulares porque ¿cuántos delitos también se cometen con ellos?