Apreciada Clara González de Rojas,
Siento una alegría inmensa en mi corazón al poder escribirle estas líneas, ahora que la tormenta finalmente ha terminado. Quiero felicitarla por el maravilloso regalo que le concedió Dios, al reunirla de nuevo con su hija y con el nieto que anhelaba conocer.
También quiero congratularla por la entereza que demostró para continuar adelante en medio de los difíciles momentos vividos. Su actitud ante la adversidad, nos deja una gran enseñanza de cómo se debe mantener la tranquilidad, la dignidad, pero por sobretodo, la paciencia, pues en su condición de madre y abuela, jamás perdió la esperanza ni guardó rencor alguno, simplemente supo esperar y hoy, esto ha sido recompensado.
Felicito a su hija porque heredo su gran corazón y dio vida en medio de la muerte. Solo me resta desearles éxitos y triunfos en sus vidas, a Usted, a Clara y al pequeño Emmanuel.
Cordialmente,
Alexandra Moreno Piraquive
Senadora